¿Cuales son sus objetivos?
Tratan de encubrir a otros procesos que están llevando a cabo acciones maliciosas en el sistema. Por ejemplo, si en el sistema hay una puerta trasera para llevar a cabo tareas de espionaje, el rootkit ocultará los puertos abiertos que delaten la comunicación; o si hay un sistema para enviar spam, ocultará la actividad del sistema de correo.
¿Cómo prevenirnos?
Es necesario un sistema que vigile no únicamente la actividad de los archivos en el disco, sino que vaya más allá. En lugar de analizar los archivos byte a byte, debe vigilarse lo que hacen al ejecutarse.
Una vez infectado, ¿qué hacer?
A pesar de lo que viene diciéndose, los rootkits pueden eliminarse (aunque no tan fácilmente). Estos programas se autoprotegen escondiéndose y evitando que ningún otro proceso (como un antivirus) pueda detectarlos. Pero para que ese proceso pueda ocultarse, debe estar en funcionamiento y activado en memoria.
La mejor manera de evitar que el proceso entre en acción, es evitar el arranque del sistema operativo en el disco en el que se encuentra el rootkit, utilizando un disco diferente al del sistema infectado; como puede ser un CD. Así, si el rootkit es conocido, podrá eliminarse.
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